El 20 de octubre es una fecha que representa el sentimiento de disconformidad que tienen la mayoría de los argentinos. Probablemente los resultados no sean de sorpresa para nadie, incluso para mí, pero lo que es cierto es que estamos en un momento que resulta crítico para la Argentina sin importar cual sea el resultado. Lo que queda de este y el próximo año serán difíciles para todos los argentinos, tanto en materia política como económica. Lo que pase en noviembre podría marcar un punto clave en la economía del país y a su vez en todo el espectro político haciendo que, a pesar de que estos 4 años fueron irregulares y criticables, se continúe por el mismo camino y aplicando las mismas de hace décadas. Lo que también es cierto es que estas elecciones probablemente eran las más difíciles para el oficialismo debido a la alta cantidad de problemas y críticas que han tenido por los desatinos en su manera de actuar durante la pandemia que, en mi parecer, fue un hito importante en el cual la población se apoyaría para fundamentar su elección este año y así demostrar dicha disconformidad. O también como es posible que en el sector oficialista no haga ni siquiera el más mínimo ruido que su candidato sea el actual ministro de economía, dicho candidato que ha logrado hacerse con el 36,68% con un total de 9.645.983 votos. Massa asumió el 3 de agosto del año 2022 con un dólar blue de $291.00. Y hasta el día de la fecha, el dólar se disparó a $1050.00 pesos; es decir, un aumento de 759 pesos. Sumando que otro factor clave que podría alarmar a la población es el índice de pobreza que alcanza el 40,1 % en el primer semestre del 2023.
Pero se ve que la gente u, olvida rápido o se obligan a olvidar. Y todo lo sucedido en estos 4 años son motivos suficientes para condenar por un largo tiempo dichos actores de dicho mandato han pasado desapercibidos por la mayoría y otra vez el miedo y el fanatismo político que encadena a la Argentina a seguir los mismos pasos ha vuelto a actuar.
La oposición principal, o que hasta este año lo era, ha hecho una performance que ha dejado un gran descontento y parte de esto se ve en los resultados que obtuvieron. Sirviendo en bandeja de plata todos los votos a los otros candidatos y regalando las elecciones. Consiguiendo superar al oficialismo en las elecciones PASO del 13 de agosto con un 28,27% pasaron a ser la tercera fuerza con tan solo el 23,83%. Lo que habla de una pésima organización o la falta de una estrategia eficiente. Las dos provincias que el partido había logrado pintar de amarillo, Corrientes y Entre Ríos, hoy son tomadas por el bando oficial. Consiguiendo así que el partido que por años fue la principal oposición, hoy día, no tenga una fuerte influencia en ninguna provincia del país. Tan solo en CABA que si la han logrado mantener al largo de los años.
Hay cosas que se dicen en momentos donde resulta oportuno decirlas y otras, que mejor, se queden en el fondo de estos pensamientos. Ha sido el partido de La libertad avanza el que peor lo ha entendido. La oposición que este año parecía, y no quiero decir que hayan perdido en su totalidad, que iba a hacerse con las elecciones en 2023 a raíz de haber conseguido el 30% en las PASO, hoy, caen ante el oficialismo por una diferencia que alarman a muchos de sus partidarios
Sorprendente más por el hecho de que habían conseguido pintar el mapa de violeta tomando el total de 16 provincias. Consiguiendo el 22 de octubre tan solo posicionarse como ganadores en solo 10 provincias.
Sin duda estamos ante un panorama complicado donde todavía ninguno puede dar por ganado nada, como por perdido. Pero está en juego el futuro del país y la opción de seguir intentando construir un modelo o derrumbar todo para iniciar de cero hacia algo que, si bien no es nuevo para el mundo, quizás para nosotros sí.
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