Con una participación de 77,04% de electores, la Cámara Nacional Electoral (CNE) comunicó el jueves 2 de noviembre los resultados del escrutinio definitivo después de la Primera Vuelta celebrada el día 22 de octubre. Dichos datos reflejaban como agrupación más votada a Unión por la Patria (UP) con un 35,98% de votos (9.853.492 electores) seguida de La Libertad Avanza (LLA), quienes obtuvieron un 29,34% de votos (8.034.990 votantes)
La fórmula de UP, con Sergio Massa y Agustín Rossi a la cabeza, resultó en un eventual triunfo con una diferencia considerablemente amplia respecto a la segunda fórmula, precedida por Javier Milei y Victoria Villaruel (LLA). Mencionados los números, cabría esperar que el 19 de noviembre, la Segunda Vuelta Electoral reprodujera porcentajes similares. Lejos de sorprender a sus simpatizantes, quienes anticipaban su victoria, Javier Milei arrasó en las urnas, siendo elegido como futuro presidente para representar a los argentinos y a esta gran Nación.
Lejos de resultar una tarea fácil, con un país donde la inestabilidad y la conflictividad reina, hoy expresado a través del voto, debemos analizar la participación política y el voto de las diferentes fuerzas que no llegaron al balotaje.
Días después de la Primera Vuelta, un cruce de declaraciones y maniobras extraoficiales desencadenó la ruptura ‒para muchos definitiva, para otros simbólica‒ de Juntos por el Cambio como una de las principales fuerzas opositoras al kirchnerismo. Este quiebre entre funcionarios y representantes macristas y radicales, fue visto con muy buenos ojos desde el oficialismo bajo la esperanza de seducir el voto de aquellos ideológicamente confrontados. Es importante mencionar que dicha agrupación obtuvo un 23,29% de votos, exactamente 6.379.023 de electores; lo que, en definitiva, no es poca cosa de cara a una segunda vuelta. Tal y como sucedió. Y aunque el oficialismo no esperaba una gran renuncia a partir de esta ruptura, objetivamente sí necesitaban obtener parte de ese caudal de votos, junto a los electores de Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad), ambos candidatos a presidentes en los comicios del 22 de octubre, quienes conjuntamente sumaban 2.524.129 votos afirmativos. Es decir, si tomamos en consideración el voto inicial de Massa expresado en la Primera Vuelta y ampliamos dicho número al voto conjunto de Schiaretti y Bregman, Massa subiría su techo a 12.377.621 electores, aproximadamente. En porcentajes, estamos hablando de un 45,2% de votos finales.
Sin embargo, y como bien hoy quedó reflejado en las urnas, ese 45,2% sería insuficiente frente al voto de Milei y Bullrich en la Primera vuelta, quienes juntos suman 14.414.013 electores, un total de 52,63% de votos.
Con un 99,28% de las mesas escrutadas, celebrada esta Segunda Vuelta electoral, Javier Milei (LLA) resultó vencedor ante un 55,72% de votos afirmativos, contra un 44,27% de votos obtenidos por Sergio Massa (UP)
Este último reconoció su derrota, declarando que
“Los argentinos eligieron otro camino. Desde mañana, la responsabilidad de dar certezas, de transmitir garantías sobre el trazado social, político y económico es responsabilidad del presidente electo”.
Muchos tomaron esta declaración como una renuncia a su actual cargo ministerial, otros como una amenaza implícita hacia los argentinos y, muchos otros, se sintieron decepcionados por quienes, ellos creían, sería su futuro presidente.
Desde el espacio de La Libertad Avanza, la primera declaración oficial de Javier Milei resultó de un peculiar intercambio con un votante que cuestionó, cómicamente, al presidente electo, al grito de: “¿Javier, sos presidente, sí o no?” A lo que Milei respondió, “parece que sí”. Finalmente, se refirió a reconstruir Argentina, pidió responsabilidad al actual gobierno e invitó a que se “hagan cargo” de su mandato hasta cumplir los plazos que estipula la ley, y se refirió al fin de la decadencia del país.
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