Oficiadas las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) con un resultado electoral sorprendente para Javier Milei, quien obtuvo un 30,04% de votos escrutados al día de la fecha, seguido de Patricia Bullrich 28,27% (recuento total por agrupación), el oficialismo se posiciona como tercer fuerza a nivel nacional con 27,27% (recuento total por agrupación)
Pese a ello, Unión por la Patria, con Massa y Rossi en la cabeza, se perfilan como segunda fórmula más votada con 5.070.104 electores, después de la formula única presentada por La Libertad Avanza con 7.116.352 votos.
Frente a este resultado, el trayecto hacia las elecciones generales se complejiza aún más. A los efectos de la Ley 26.571 y sus modificaciones, y como lo establece el artículo 45 de la misma, los candidatos elegidos para celebrar los comicios este domingo 22 de octubre por las presidenciales serán: Myriam Bregman (Frente de Izquierda y de los Trabajadores); Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País); Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio); Sergio Massa (Unión por la Patria) y Javier Milei (La Libertad Avanza)
En el marco de extrema volatilidad económica, con índices de criminalidad, inflación, desnutrición y pobreza extrema disparados, la vacancia política y la ausente representación por parte de Alberto Fernández han desesperanzado y ensombrecido las semanas previas a las PASO, configurando un clima político ideal para la oposición.
En los días posteriores a las elecciones del 13 de agosto ha quedado explicitado el descontento y malestar social de la población. Más de la mitad del electorado se vio seducido por las propuestas y discursos de una derecha abiertamente conservadora, que no teme manifestar los cambios, eliminaciones y ajustes que, de hacerse con el bastón presidencial, planean implementar.
El oficialismo se encuentra en evidente desventaja, con un posicionamiento discursivo e ideológico notablemente ajeno al de la mayor parte del electorado, deberán rever su campaña electoral, trabajar con propuestas que en definitiva consigan cautivar, y aprovechar al máximo ambos debates presidenciales previos a los comicios, donde se enfrentarán los candidatos de cada fuerza y tratarán temas de agenda.
Una vez más, estamos en un año electoral donde el futuro del país reside en aquellos votantes indecisos que, dependiendo de las circunstancias, suelen orientar su decisión al candidato que mejor imagen pública denota y que refleja un mayor entendimiento con el pueblo.
Estas elecciones, lejos de involucrar temas como la economía, el acuerdo con el FMI, los salarios, la seguridad, la educación, también se ven atravesados por el hastío hacia un sector muy reducido y particular de la población: los políticos y funcionarios pertenecientes al Estado. Así también, temas como los derechos laborales y de las mujeres han estado en boca de todos.
En definitiva, este año electoral no sólo está repleto de conflictividad, insatisfacción y bronca, sino también de cansancio, temor y, para muchos, de esperanza. Dicho esto, debemos analizar este proceso electoral por lo que está siendo y no por lo que deseamos que sea. Para corresponder a la sociedad, hay que ver y velar por lo que éstos quieren, por fuera de núcleos reducidos de militancia, donde escucharemos lo que deseamos oír y veremos lo que solo necesitamos observar. Trabajar la política desde fuera nos mantiene más cerca de la realidad, nos insta a procurar para los grupos más vulnerables y sus demandas, y nos permite estar preparados para que, en futuro, el foco de discusión no sea el votante y su “mala” elección, o el análisis superficial del voto como una herramienta para “castigar” al oficialismo, y comprender qué problemas estructurales estamos atravesando que nos llevan a candidatos que, sin estructuras políticas ni antecedentes previos, reconfiguran la historia de cómo se construyen los partidos políticos y los procesos electorales en Argentina.
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